El Táchira está descompuesto
de Isaac Villamizar, el El Domingo, 12 de agosto de 2012 a la(s) 17:41 ·
Isaac Villamizar
Hay una descomposición social terrible en Venezuela y en el Táchira. ¿Qué nos está pasando? Crímenes horrendos, asesinatos por motivos hasta fútiles, secuestros, sicariatos todos los días, hurtos y robos con extrema violencia, atentados contra la propiedad, invasiones a terrenos ajenos, estudiantes torturados por las autoridades militares, agresión a la autonomía universitaria, cervezadas y caravanas donde hay toda clase de desmanes, insultos entre conductores y peatones, motorizados que se creen dueños y señores de las vías. Esto es el caos total.
Vivimos en un ambiente donde no hay el mínimo respeto a valores tan esenciales como la vida, la dignidad humana, la libertad, el disenso, la integridad física, el patrimonio moral, las creencias religiosas, el honor, el pluralismo, la verdad, la justicia, la solidaridad, la piedad, la democracia, el saber, la tolerancia, el diálogo. Cómo es posible que estando el Táchira de luto, vengan a hacer una fiesta en la Quinta Avenida. ¿Qué dirán las familias de Leydi y Edgardo sobre esta falta de consideración? ¿Qué dirán los parientes de las víctimas de muertes violentas en el Táchira?
El Estado es el primero que nos debe proteger y brindar seguridad al ciudadano. No en vano los Artículos 55 y 332 de la Constitución obligan al Estado a resguardar la vida, la integridad física, la propiedad, los hogares, las familias y el orden público, y las amenazas, vulnerabilidad y riesgo de sus derechos y garantías constitucionales. Pero, ¿qué sucede? Que el Estado propicia la mayor impunidad frente a la inseguridad. Se aprueba un COPP cuya última reforma auspicia la libertad pronta para los delincuentes más abominables, así como la reincidencia. Se descongestionan las cárceles y los criminales andan a sus anchas por las calles, burlándose de las autoridades policiales. Se interponen las respectivas denuncias por ante el Ministerio Público, tal como ha ocurrido en los múltiples casos de lesiones a estudiantes y violación de recinto y autonomía universitaria por la Guardia Nacional, y las presuntas investigaciones terminan engavetadas o archivadas, sin castigo a los delincuentes y funcionarios abusadores y torturadores.
Tenemos que trabajar con mayor denuedo en el rescate de consolidación de valores y principios. Las familias, las escuelas, las universidades, la sociedad en general debemos tomar el problema en nuestras manos. Cada quien y todos juntos modelando e inspirando hacia la niñez y juventud esos valores perdidos. Pero también tenemos que hacer un esfuerzo para cultivar la inteligencia espiritual. Redimir el temor a Dios en los creyentes, la iluminación y excelencia humana en la trascendencia del ser hacia lo divino y místico. Requerimos imprimir a nuestras vidas-existencias el sentido de la bondad, del bien, del orden. Imaginarnos un mundo donde todos nos tratamos como hermanos y no como fieras desalmadas. Concienciar sobre lo que significa ser seres llenos de plenitud. Porque como dijo nuestro poeta y ensayista Rafael Cadenas: “Sé que si no llego a ser nadie, habré perdido mi vida.”

Hay una descomposición social terrible en Venezuela y en el Táchira. ¿Qué nos está pasando? Crímenes horrendos, asesinatos por motivos hasta fútiles, secuestros, sicariatos todos los días, hurtos y robos con extrema violencia, atentados contra la propiedad, invasiones a terrenos ajenos, estudiantes torturados por las autoridades militares, agresión a la autonomía universitaria, cervezadas y caravanas donde hay toda clase de desmanes, insultos entre conductores y peatones, motorizados que se creen dueños y señores de las vías. Esto es el caos total.
Vivimos en un ambiente donde no hay el mínimo respeto a valores tan esenciales como la vida, la dignidad humana, la libertad, el disenso, la integridad física, el patrimonio moral, las creencias religiosas, el honor, el pluralismo, la verdad, la justicia, la solidaridad, la piedad, la democracia, el saber, la tolerancia, el diálogo. Cómo es posible que estando el Táchira de luto, vengan a hacer una fiesta en la Quinta Avenida. ¿Qué dirán las familias de Leydi y Edgardo sobre esta falta de consideración? ¿Qué dirán los parientes de las víctimas de muertes violentas en el Táchira?
El Estado es el primero que nos debe proteger y brindar seguridad al ciudadano. No en vano los Artículos 55 y 332 de la Constitución obligan al Estado a resguardar la vida, la integridad física, la propiedad, los hogares, las familias y el orden público, y las amenazas, vulnerabilidad y riesgo de sus derechos y garantías constitucionales. Pero, ¿qué sucede? Que el Estado propicia la mayor impunidad frente a la inseguridad. Se aprueba un COPP cuya última reforma auspicia la libertad pronta para los delincuentes más abominables, así como la reincidencia. Se descongestionan las cárceles y los criminales andan a sus anchas por las calles, burlándose de las autoridades policiales. Se interponen las respectivas denuncias por ante el Ministerio Público, tal como ha ocurrido en los múltiples casos de lesiones a estudiantes y violación de recinto y autonomía universitaria por la Guardia Nacional, y las presuntas investigaciones terminan engavetadas o archivadas, sin castigo a los delincuentes y funcionarios abusadores y torturadores.
Tenemos que trabajar con mayor denuedo en el rescate de consolidación de valores y principios. Las familias, las escuelas, las universidades, la sociedad en general debemos tomar el problema en nuestras manos. Cada quien y todos juntos modelando e inspirando hacia la niñez y juventud esos valores perdidos. Pero también tenemos que hacer un esfuerzo para cultivar la inteligencia espiritual. Redimir el temor a Dios en los creyentes, la iluminación y excelencia humana en la trascendencia del ser hacia lo divino y místico. Requerimos imprimir a nuestras vidas-existencias el sentido de la bondad, del bien, del orden. Imaginarnos un mundo donde todos nos tratamos como hermanos y no como fieras desalmadas. Concienciar sobre lo que significa ser seres llenos de plenitud. Porque como dijo nuestro poeta y ensayista Rafael Cadenas: “Sé que si no llego a ser nadie, habré perdido mi vida.”

Esto me lo manda un gran amigo residente de un país, que yo pensaba que era un paraiso, pues como siempre me siento estafado, leer esto y sabreis por qué lo digo!!!!, Dios!!!!, esto no debería estar pasando en ninguna parte del mundo, somos las peores alimañas del planeta!!!!!
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